La 6ta extinción en masa — una historia nada natural (por Elizabeth Kolbert)

Este tex­to es la tra­duc­ción de un extrac­to del exce­lente libro de Eli­za­beth Kol­bert, « La 6ta extin­ción (una his­to­ria nada natu­ral) ». Eli­za­beth Kol­bert, es una escri­to­ra cientí­fi­ca, escribe en la revis­ta The New Yor­ker y es auto­ra de « Notas de Cam­po de una Catás­trofe » y varios otros libros. Sus escri­tos se cen­tran en los efec­tos de la huma­ni­dad y la civi­li­za­ción sobre el eco­sis­te­ma de nues­tro pla­ne­ta. Ante­rior­mente, fue repor­te­ra del New York Times. Reci­bió el Pre­mio Pulit­zer para no-fic­ción en el año 2015. 


En el cen­tro del pabellón de la bio­di­ver­si­dad del Museo esta­dou­ni­dense de his­to­ria natu­ral, se encuen­tra una expo­si­ción incrus­ta­da en el piso. La expo­si­ción está orga­ni­za­da en tor­no a una insi­gnia expli­can­do que han habi­do 5 extin­ciones en masa desde la apa­ri­ción de los ani­males com­ple­jos, hace más de 500 mil­lones de años. Según la insi­gnia, « el cam­bio climá­ti­co mun­dial entre otros fac­tores, com­pren­dien­do pro­ba­ble­mente las coli­siones entre la Tier­ra y obje­tos extra­ter­restres » eran res­pon­sables de estas extin­ciones. Se puede leer igual­mente que : « esta­mos actual­mente en medio de la sex­ta extin­ción, esta vez debi­do úni­ca­mente a la trans­for­ma­ción del pai­saje ecoló­gi­co por el ser huma­no ».

Resplan­de­cien­do en tor­no a la insi­gnia, se encuen­tran ven­ta­nas de plexi­glás, muy resis­tentes y bajo sus cris­tales, los res­tos fosi­li­za­dos de las víc­ti­mas, ves­ti­gios sir­vien­do de ilus­tra­ción. El plexi­glás mues­tra mar­cas de usu­ra pro­du­ci­das por los dece­nas de miles de visi­tantes que han cami­na­do el museo, pro­ba­ble­mente poco conscientes en su mayoría, de lo que se encuen­tra bajo sus pies. Pero inclinán­dose y obser­van­do bien, nos per­ca­ta­mos que cada fósil está eti­que­ta­do con el nombre de la espe­cie y de la extin­ción que pro­vo­co su desa­pa­ri­ción. Los fósiles están dis­pues­tos conforme a un orden cro­noló­gi­co, a fin de que los más anti­guos — los grap­to­li­toi­deos del Ordoví­ci­co — se encuen­tren cer­ca del cen­tro, mien­tras que los más jóvenes  — un Tira­no­sau­rio Rex del fin del Cre­ta­ci­co — se encuen­tren ale­ja­dos del cen­tro. Parán­dose al borde de la expo­si­ción, el úni­co lugar de donde se puede obser­var cor­rec­ta­mente, uno se encuen­tra donde estarían las víc­ti­mas de la sex­ta extinción.

Ante esta extin­ción en masa de la cual somos res­pon­sables, ¿qué nos va ocur­rir ? Una posi­bi­li­dad — la posi­bi­li­dad que sobreen­tiende la expo­si­ción de este pabellón de la bio­di­ver­si­dad — es que tam­bién noso­tros sere­mos des­trui­dos por nues­tra pro­pia « tras­for­ma­ción del pai­saje ecoló­gi­co ». La lógi­ca detrás de tal razo­na­mien­to es la siguiente : a pesar de que estén libe­ra­dos de los condi­cio­na­mien­tos de la evo­lu­ción, aún así los huma­nos siguen sien­do depen­dientes de los sis­te­mas bioló­gi­cos y geo­quí­mi­cos de la Tier­ra. Cam­bian­do abrup­ta­mente estos sis­te­mas — talan­do los bosques tro­pi­cales, alte­ran­do la com­po­si­ción de la atmós­fe­ra, aci­di­fi­can­do los océa­nos — esta­mos ponien­do en peli­gro a nues­tra pro­pia super­vi­ven­cia. Entre las innu­me­rables lec­ciones que salen de los archi­vos geoló­gi­cos, la más preo­cu­pante es quizá que la vida, como en los fon­dos mutuos y la ren­ta­bi­li­dad histó­ri­ca ante­rior no garan­ti­za  los resul­ta­dos futu­ros. Cuan­do se pro­duce una extin­ción en masa, los débiles tie­nen las de per­der y los fuertes se debi­li­tan. Los grap­to­li­toi­deos esta­ban por doquier, y des­pués no esta­ban en nin­gu­na parte. Los ammo­noi­deos pro­li­fe­ra­ron durante mil­lones de años, y lue­go ya no esta­ban. El antropó­lo­go Richard Lea­key nos advierte que :

« Es posible que el Homo Sapiens no sólo sea el agente de la sex­ta extin­ción en masa, sino tam­bién una de sus víc­ti­mas ».

Un letre­ro del pabellón de la bio­di­ver­si­dad mues­tra una frase del eco­lo­gis­ta Paul Ehrlich :

« PRECIPITANDO LA DESAPARICIÓN DE LAS DEMÁS ESPECIES, LA HUMANIDAD ESTÁ SERRANDO LA RAMA SOBRE LA QUE ESTÁ SENTADA »

Paul

Otra posi­bi­li­dad — consi­de­ra­da por algu­nos como más opti­mis­ta — es que la inge­nui­dad huma­na ten­drá razón de todo desastre gene­ra­do por la inge­nui­dad huma­na. Cientí­fi­cos serios pre­ten­den que, por ejem­plo, si el calen­ta­mien­to glo­bal se tor­na una ame­na­za muy impor­tante, podría­mos contraa­ta­car con la ayu­da de la rein­ge­niería de la atmos­fe­ra. Cier­tos proyec­tos, impli­can la pul­ve­ri­za­ción de sul­fa­tos en la atmós­fe­ra a fin de rele­jar la luz solar hacia el espa­cio ; otros impli­can la pul­ve­ri­za­ción de gotas de agua sobre el paci­fi­co para acla­rar las nubes. Si nada de eso fun­cio­na y las cosas se com­pli­can real­mente, hay quienes afir­man que la gente sal­drá ade­lante a pesar de todo ; que sim­ple­mente sal­dre­mos cor­rien­do hacia otros pla­ne­tas. Un libro reciente acon­se­ja la construc­ción de ciu­dades « en Marte, Titan, Euro­pa, la Luna, En los Aste­roides, sobre cual­quier otro peda­zo de mate­ria inha­bi­ta­da que poda­mos encontrar ».

« No se preo­cu­pen », expli­ca su autor. « Siempre y cuan­do conti­nue­mos explo­ran­do, la huma­ni­dad sobrevivirá ».

 

destruccion

Obviamente,el des­ti­no de nues­tra espe­cie no preo­cu­pa consi­de­ra­ble­mente. Pero arriesgán­dome a pasar por anti-huma­no  — ¡cier­tos de mis ami­gos son huma­nos ! — diría que a fin de cuen­tas, no es esto lo que debie­ra lla­mar nues­tra aten­ción. Actual­mente, en el momen­to extra­or­di­na­rio que consi­de­ra­mos como nues­tro pre­sente, esta­mos deci­dien­do, sin tener la inten­ción real­mente, cuáles cami­nos evo­lu­ti­vos per­ma­ne­cerán abier­tos y cuáles cami­nos se cer­rarán para siempre. Nin­gu­na cria­tu­ra ha teni­do antes que enfren­tarse a esto y des­gra­cia­da­mente existe el ries­go de que tal cosa consti­tuya nues­tro impe­re­ce­de­ro lega­do. La sex­ta extin­ción va a conti­nuar deter­mi­nan­do el cur­so de la vida cuan­do todo aquel­lo que la gente escri­bió, pintó y construyó se haya redu­ci­do a pol­vo, y que ratas gigantes hayan — o no — here­da­do la Tierra.

Elizabeth Kolbert

Escri­tos reco­men­dables en rela­ción al arti­cu­lo anterior :


Tra­duc­ción-Edi­ción ; San­tia­go Perales.

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